Podemos detectar que un bebé padece esta enfermedad cuando observamos que la piel del pequeño se vuelve cianótica. Además, estos niños suelen tener mucha tos acompañada de una gran dificultad para respirar, por lo que respirarán muy acelerados.
Por otro lado, cuando nos tememos que un bebé padece displasia broncopulmonar podemos realizarle una radiografía de tórax, que es totalmente indolora para el pequeño, o llevar a cabo una gasometría arterial, la cual si supone un dolor extra ya que pinchar una arteria es realmente doloroso pero nos da resultados muy fiables.
El tratamiento al que tendremos que someter a estos bebés una vez diagnosticados es variado pero podemos resumirlo en corticoides, broncodilatadores, oxigenoterapia y alimentación a
través de una vía nasogástrica puesto que el esfuerzo que tienen que realizar para respirar es muy elevado y necesitan un mayor aporte de calorías y nutrientes.
Finalmente, la mayoría de estos pacientes sobreviven pero hay que destacar que muchos pueden acarrear grandes problemas pulmonares durante el resto de su vida.
Fuentes:
- https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001088.htm
- http://kidshealth.org/parent/en_espanol/embarazo/bpd_esp.html#
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