La meningitis es una infección que se produce en las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal, y podemos encontrarnos ante una meningitis viral o una meningitis bacteriana.
Las meningitis virales son las más frecuentes pero son las menos graves. Suele afectar a niños y adultos menores de 30 años y lo normal es que remita por si sola a las dos semanas de su aparición por lo que no es necesario administrar un tratamiento.
Sin embargo, las meningitis bacterianas son más graves y estos pacientes sí necesitan ser hospitalizados para recibir tratamiento médico dado que si se complica puede producir daño cerebral o incluso la muerte.
A la hora de diagnosticar si el paciente padece o no meningitis y ya hay una cierta sospecha se lleva a cabo una punción lumbar con el fin de analizar el LCR.
Por otro lado, la meningitis es una enfermedad que se transmite por el aire y por ello cuando a alguien se le diagnostica dicha enfermedad se pone en marcha un protocolo de actuación en el que las personas que han estado en contacto con el enfermo tendrán que pasar por una serie de pruebas para descartar que han contraído la enfermedad.
Los síntomas que presentan estos pacientes son:
- Fiebre
- Nauseas
- Vómitos
- Fotofobia
- Rigidez en el cuello
- Dolor de cabeza
- Escalofríos
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